La espuma se aplica mediante sistemas manuales o sistemas fijos de extinción. En todos los casos, para generar la espuma el agua se mezcla con el espumógeno, que se encuentra almacenado en un depósito, a través de un proporcionador. Dicha mezcla se conduce hasta la zona a proteger por tuberías o mangueras y en el punto de aplicación se mezcla con el aire, formando la espuma.